Noche
de domingo, resuelvo comer trucha a la parrilla. Es un gusto gourmet de domingo
e imagino estar veraneando en Bariloche, aunque estoy en mi terraza. En algún momento bajo a buscar algo, y pesco con la
vista una cucaracha grande dirigiéndose apurada
a esconderse debajo del diván. Ha salido de
la oscuridad abajo del sofá y cuál
soldado de infantería de la Gran Guerra se lanza a atravesar el espacio abierto
con la esperanza de esquivar las balas enemigas. Tan veloz, no me da tiempo de quitarme
la zapatilla para zamparle un golpe mortal.
Se esfumó detrás del baffle al pie del diván. Busqué
el arma letal, sé que la lucha es desigual pero tanto ver películas de guerra y
noticieros me he vuelto cruel, o indiferente. Me armé del veneno y presioné la válvula
y barrí con el spray toda la zona y por si acaso un poco más allá a lo largo del
riel de la puerta ventana, seguro entró por ahí.
Volví
a la terraza para completar la cocción de la trucha. Disfruté de la comida, del
vino y de la noche calma de viento. Cuando retorno al living para ir
concluyendo el día, hay que cerrar puertas y ventanas, no es que sea un caserón,
solo dos ambientes con terraza y muchas aberturas.
Oh
sorpresa, veo debajo de una mesa del otro lado de la habitación la cucaracha
quieta, de espaldas y patitas para arriba.
El veneno hizo su efecto y aunque haya intentado escapar no lo logró. No
la toco, por si mueve las patitas o revive. Antes de irme a dormir al apagar la
luz, miro, sigue ahí en la misma posición.
Decido dejar para mañana disponer de su cadáver.
A la
mañana siguiente compruebo que no está la criaturita de dios. Un misterio. ¿Se
hacía la muerta esperando el momento para emprender la retirada o estaba en
coma, despertó y se fugó o su cuerpo
inerte fue retirado por un cortejo de sus congéneres? A lo mejor las cucarachas
cuentan con un servicio de disposición de cadáveres. Un misterio.
dic 2013
Etiquetas: El misterio de cucaracha
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio