lunes, 13 de marzo de 2017

¿Qué es la narración oral ?


¿Qué es la narración oral ?

La narración oral, el antecedente de las artes performáticas, es el oficio  más antiguo del mundo. 
Desde tiempos inmemoriales los seres humanos se han contado historias para comunicar sus experiencias que luego formarían parte de la historia de cada cultura y también como una forma de entretener. 
    Esa habilidad de contar historias es un rasgo característico del ser humano. A diferencia de los animales que poseen formas rudimentarias de lenguaje que solo remiten a cuestiones del momento, los seres humanos  pueden crear historias que se refieren al pasado, imaginan un futuro y sobre todo inventan.
  Un cuento es un trozo breve de ficción, y la ficción es producto de la imaginación. Los cuentos pueden estructurar y cambiar la realidad porque el lenguaje moldea la realidad.  Hoy sabemos que la experiencia de escuchar y leer cuentos cumple un papel muy importante en el desarrollo psíquico de niños y niñas.
    En la actualidad los narradores orales urbanos adoptan mayormente el estilo del narrador “espontáneo”,  aquél que alrededor de la chimenea en las reuniones sociales en una casa de campo deleitaba a los presentes con cuentos sobre los antepasados, aparecidos o leyendas.

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viernes, 10 de marzo de 2017

Introducción al Arte de la Narración Oral



–El arte de contar historias es lo que nos define como seres humanos. Porque mi gato no se puede sentar con otros gatos y discutir, hablar de sus sueños y de sus historias. Pero los seres humanos lo hacemos. Henning Mankell


 Taller de Introducción al Arte de la Narración Oral
coordinado por Patricia Orr
 
Martes de abril y mayo 18.30hs /21hs  en Colegiales.

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miércoles, 8 de marzo de 2017

una mujer asomada a la ventana , Amós Oz



8 de marzo 2017 
Una mujer asomada a la ventana





Texto completo del discurso de Amós Oz al recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.



Señoras y señores,



He venido desde Jerusalén a hablarles de paz. Permítanme que les hable en el idioma de la Biblia



Si adquieres un billete y viajas a otro país, es posible que veas las montañas, los palacios y las plazas, los museos, los paisajes y los enclaves históricos. Si te sonríe la fortuna, quizá tengas la oportunidad de conversar con algunos habitantes del lugar. Luego volverás a casa cargado con un montón de fotografías y de postales.

Pero, si lees una novela, adquieres una entrada a los pasadizos más secretos de otro país y de otro pueblo. La lectura de una novela es una invitación a visitar las casas de otras personas y a conocer sus estancias más íntimas.

Si no eres más que un turista, quizá tengas ocasión de detenerte en una calle, observar una vieja casa del barrio antiguo de la ciudad y ver a una mujer asomada a la ventana. Luego te darás la vuelta y seguirás tu camino.

Pero como lector no sólo observas a la mujer que mira por la ventana, sino que estás con ella, dentro de su habitación, e incluso dentro de su cabeza.

Cuando lees una novela de otro país, se te invita a pasar al salón de otras personas, al cuarto de los niños, al despacho, e incluso al dormitorio. Se te invita a entrar en sus penas secretas, en sus alegrías familiares, en sus sueños.

Y por eso creo en la literatura como puente entre los pueblos. Creo que la curiosidad tiene, de hecho, una dimensión moral. Creo que la capacidad de imaginar al prójimo es un modo de inmunizarse contra el fanatismo. La capacidad de imaginar al prójimo no sólo te convierte en un hombre de negocios más exitoso y en un mejor amante, sino también en una persona más humana.

Parte de la tragedia árabe-judía es la incapacidad de muchos de nosotros, judíos y árabes, de imaginarnos unos a otros. De imaginar realmente los amores, los miedos terribles, la ira, los instintos. Demasiada hostilidad impera entre nosotros y demasiada poca curiosidad.

Los judíos y los árabes tienen algo en común: ambos han sufrido en el pasado bajo la pesada y violenta mano de Europa. Los árabes han sido víctimas del imperialismo, del colonialismo, de la explotación y la humillación. Los judíos han sido víctimas de persecuciones, discriminación, expulsión y, al final, el asesinato de un tercio del pueblo judío.

Cabría suponer que dos víctimas, y sobre todo dos víctimas de un mismo perseguidor, desarrollarían cierta solidaridad entre ellas. Desgraciadamente las cosas no son así, ni en las novelas ni en la vida real. Por el contrario, algunos de los conflictos más terribles son aquellos que se producen entre dos víctimas de un mismo perseguidor. Los dos hijos de un progenitor violento no tienen por qué amarse necesariamente. Con frecuencia ven reflejada el uno en el otro la imagen del cruel progenitor.

Exactamente así es la situación entre judíos y árabes en Oriente Medio: mientras los árabes ven en los israelíes a los nuevos cruzados, la nueva reencarnación de la Europa colonialista, muchos israelíes ven en los árabes la nueva personificación de nuestros perseguidores del pasado: los responsables de los pogroms y los nazis.

Esta realidad impone a Europa una especial responsabilidad en la solución del conflicto árabe-israelí: en lugar de alzar un dedo acusador hacia una u otra de las partes, los europeos deberían mostrar afecto y comprensión y prestar ayuda a ambas partes. Ustedes no tienen por qué seguir eligiendo entre ser pro-israelíes o pro-palestinos. Deben estar a favor de la paz.

La mujer de la ventana puede ser una mujer palestina de Nablus y puede ser una mujer israelí de Tel Aviv. Si desean ayudar a que haya paz entre las dos mujeres de las dos ventanas, les conviene leer más acerca de ellas. Lean novelas, queridos amigos, aprenderán mucho.

Las cosas irían mejor si también cada una de esas dos mujeres leyese acerca de la otra, para saber, al menos, qué hace que la mujer de la otra ventana tenga miedo o esté furiosa, y qué le infunde esperanza.

No he venido esta tarde a decirles que leer libros vaya a cambiar el mundo. Lo que he sugerido es que creo que leer libros es uno de los mejores modos de comprender que, en definitiva, todas las mujeres de todas las ventanas necesitan urgentemente la paz.

Quiero agradecer a los miembros del jurado del premio Príncipe de Asturias que me hayan otorgado este maravilloso Premio. Muchas gracias y mis mejores deseos a todos ustedes. Shalom Ubrajá.



Fuente: Fundación Príncipe de Asturias - 26/10/07

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